Slow Fashion o Consumo Responsable
Las decisiones que tomamos a diario, sobre todo en el mundo de la moda, repercuten directamente en la salud de nuestro planeta.
Más allá de ser un problema medioambiental, hemos entrado en una espiral de consumo rápido, poco reciclaje, moda pasajera y sobre todo anteponiendo muchas veces el precio frente a la calidad de la prenda.
Este fast fashion, como se denomina hoy en día, se debe a la rapidez con la que van cambiando las modas debido a las numerosas microtemporadas semanales de los gigantes de la moda. Algo relativamente nuevo, ya que antes sólo existían dos temporadas al año: primavera – verano y otoño – invierno.
Actualmente las prendas de las grandes compañías están diseñadas con una durabilidad tan escasa que muchas veces no llegamos ni a estrenarlas. Los datos nos muestran que actualmente hemos multiplicado por 4 el consumo de productos textiles en los últimos 20 años.
La industria de la moda es la segunda que más agua utiliza en sus procesos, y además es responsable del 20% de los tóxicos que se vierten en el agua.
Datos para reflexionar
- Una Camiseta de algodón común requiere unos 2000L de agua, lo que bebe de media una sóla persona durante 3 años
- El 80% de las prendas que se desechan en un año son incineradas, produciendo así 1.5 toneladas por casa de CO2 (equivalente a conducir 6000 vehículos)
- El 20% de los tóxicos que se vierten en los océanos proviene de la industrial textil (sobre todo de los productos químicos que se producen al confeccionarlas)
- Se usan más de 1500 sustancias químicas para blanquear tejidos, teñirlos, impermeabilizarlos… El 70% de estos tóxicos perjudican directamente a los trabajadores
Ahora sabemos que reciclar o incluso donar las prendas que no usamos no es tampoco la solución, ya que la mayoría de la veces terminan en vertederos, tardando muchísimos años en descomponerse por completo y contaminando el medio ambiente durante este proceso.
Entonces, ¿cuál sería la solución más razonable?
Muchas veces la desinformación nos hace tomar decisiones poco acertadas, pero ya se empieza a hablar mucho del Slow Fashion, o el Consumo Ético de la Moda.
El Slow Fashion ha llegado como la solución a los problemas que tenemos en el sector de la moda: durabilidad, calidad, contaminación y materiales.
Estos cambios ya no vienen impuestos por los activistas, sino que somos los propios consumidores los que desde hace tiempo venimos buscando un cambio hacia un comercio justo donde todos podamos salir beneficiados y no sólo unos pocos.
De la moda sostenible no sólo se beneficia el planeta, de manera unificada el consumidor junto a los productores y todos los implicados forman parte de una espiral de colaboración maravillosa.
¿Por qué se habla tanto de Slow Fashion? ¿A quién beneficia?
- Al planeta: Disminuye el consumo de agua, utiliza menos productos tóxicos y químicos, por lo tanto disminuye el impacto medio ambiental.
- A los animales: Cuidando el medio ambiente, se evitan cambios bruscos de temperatura y fenómenos medioambientales que destruyen su hábitat natural. Elimina el uso de pieles. Regula prácticas como la obtención de tejidos naturales como la lana.
- A los niños: Los tejidos son más transpirables y ligeros por usar métodos de fabricación naturales.
- Al Comercio Justo: Beneficio para la salud de los trabajadores. Confección artesanal y exclusiva. Defiende el trato justo
El comercio justo, salarios dignos, producción de cercanía y fábricas certificadas son una parte fundamental del consumo ético y responsable.
Aquí es donde nos olvidamos de prendas de pésima calidad y entran en juego los tejidos orgánicos y naturales, aquellos que producidos de manera justa, y obtenidos sin dañar a los animales, nos hacen sentir que verdaderamente llevamos una segunda piel.
Cambiar nuestra visión y dejar de sentir que la ropa es desechable es algo que debemos de hacer poco a poco. Si cada vez que vamos al supermercado revisamos las etiquetas de cada producto, ¿por qué no hacerlo con nuestra ropa?
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